miércoles, 25 de agosto de 2010

Este relato corresponde a mi primer Curso de Montaña Realizado en 2004...

Mi Primer Curso de Montaña

Todo comenzó un día mirando el cerro Chena hace mucho tiempo, pasaron los años y una mañana siendo las 06:30, ya estaba levantado con la mochila a cuestas, ansioso, deseoso de estar ya a los pies del cerro Provincia, pero días antes habíamos recibido la primera charla.

La primera clase, llegamos a Serrano, Centro andino, la sede de la ASAE, veníamos de diferentes Clubes, Cenit, Cumanchi, y yo que era del naciente Antuche, todos dispuestos a recibir instrucción referente a como se debe enfrentar la montaña sin morir en el intento, tal vez, ya lo sabíamos algo, pero no sabíamos como aplicarlo, conocíamos el piolet, pero no sabíamos usarlo, habíamos jugados con las cuerdas, pero aprenderíamos que estas nos podrían salvar la vida, si la manejábamos con destreza.

Estaba tan ansioso como mis compañeros, hombres y mujeres, que un día sintieron que algo los llamaba desde lo alto de los nevados, no, no era Dios, sino la montaña misma, escabel del Creador.

Apenas llegamos sentimos la voz de autoridad de nuestro instructor, Sr. Sergio Sandoval, quien raya la cancha entre el profesor y el alumno, luego la voz pausada pero nerviosa de Miguel Carrasco calmo la ansiedad de comenzar lo que seria el principio de casi un mes de instrucción montañera.

Esa clase fue tensa, pocos opinaron preguntaron, la oratoria de Sergio era constante pero clara, precisa, sin duda alguna, ya el segundo ciclo, estábamos mas sueltos, pero atentos a la voz educadora de Sergio, siempre imponiendo absoluto respeto por lo que nos entregaba en cada concepto.

La 1ra salida fue al provincia, una vez en la falda del cerro, escuchamos fuerte y enérgico un “Bien nada de conversa, venimos a trabajar, a aprender, así que pongan atención y no conversen para que no se pierdan en lo que digo” la orden era de Sergio, siempre firme, voz de mando inconfundible en medio de la inmensidad de la quebrada donde nos encontrábamos.

Comenzamos la ascensión, lenta pausada, siempre a la vista del Instructor, me toco atrás, no por miedo sino por ritmo, y además se disfrutaba mas del paisaje, sin presión del que viene atrás, que en este caso era un guía cariñosamente apodado por el curso como el “lemu”.

Ese día aprenderíamos sobre el Piolet, me recordó esas películas gringas en donde el sargento les dice a los reclutas “ El fusil es su mejor amigo, cuídenlo duerman con el, báñense con el, vallan al baño con el, el fusil es su padre su madre y todo su parentela ¿Exagerado verdad?, Pero el Piolet en la montaña parece ser casi lo mismo, ese día aprendimos como, para que, y cuando se debía usar el Piolet, realizamos diversos ejercicios, habremos subido y bajado el Acarreo de Vallecito unas 8 veces, suficiente para saber que este bendito aparato podría ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Las clases que siguieron, fueron aumentado e intensidad, hasta llegar a la 2da salida, que seria una campamento en el Sector de El Manzano, no habíamos bajado del bus apenas tres minutos cuando la clase ya había empezado, quien sé imaginaria que hasta para descargar una Mochila existe una técnica, sobre todo si esta pesa casi un tercio del peso de la persona que la lleva:

Ø La tomas del tirante

Ø Las llevas a la rodilla que ya debe estar flexionada

Ø Llevas la mano que introdujiste por el primer tirante a la parte baja de la mochila

Ø La levanta y giras, con eso la inercia pondrá tu espalda con el respaldo de esta

Ø Introduces el otro brazo por el otro tirante, la ajustas.

Ø Abrochas las correas y ya estas listo para comenzar a caminar

Es cosa que veas la secuencia en fotos